El esturión atlántico logra su regreso en el Rio James gracias a estos conservacionistas

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El esturión atlántico logra su regreso en el Rio James gracias a estos conservacionistas

De la izquierda a la derecha, Carrie Fox, Andria Greene y Matt Balazik sostienen tres esturiones atlánticos juveniles en el grupo de otoño del 2024. Foto cortesia de Carrie Fox.

Audrey Polverari Escritora Contribuyente

La época de freza para el esturión atlántico en peligro de extinción va en camino en Río James, marcando una ventana breve pero crítica de investigación y movimiento de apoyo para el pez prehistórico. 

Una vez creído estar ausente de los ríos de Virginia, el esturión atlántico ha logrado un regreso frágil tras décadas de esfuerzo de parte de el Centro Ribereño Rice en VCU (Rice River Center en inglés), la Asociación del Río James (James River Association en inglés), la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA en inglés) y las naciones tribales. 

La especie, en peligro de extinción según el gobierno federal, puede llegar a 14 pies de largo y pesar cientos de libras, y ha estado nadando a contracorriente por meses para desovar. Su actividad emergente, en la cual los peces se lanzan a sí mismos del agua, alcanza su pico a mediados de septiembre.

Tom Dunlap, defensor del río para la Asociación del Río James, dijo que hubo relatos recientes de hasta seis salidas a la superficie del agua por hora cerca del Refugio Nacional de Vida Silvestre Presquile. 

La resurgencia del esturión también señala el recuperamiento ambiental del Rio James en general, según Dunlap. 

“Las décadas de esfuerzo para mejorar la calidad del agua y el hábitat actual para estas especies han creado la base para el regreso que ha ocurrido,” dijo Dunlap.

La Asociación del Río James aspira a movilizar la comunidad para proteger y enorgullecerse de sus aguas a través de ayudar a los dueños de propiedad ribereños a asumir costumbres favorables al río. Un ejemplo sería plantar amortiguadores ribereños — vegetación que reduzca el sedimento y los contaminantes mientras preservan los hábitats de hierbas acuáticas que son vitales para los esturiones.

“Cada vez mejoramos el hábitat y creamos un borde más resiliente para nuestro sistema ribereño, anticipamos circunstancias mejoradas para todos estos organismos acuáticos,” dijo Dunlap.

La falta de información fue entre los obstáculos más grandes que enfrentaron investigadores en el Centro Ribereño Rice en el 2007, cuando empezó la misión de recuperación para el esturión atlántico. Para poder crear un plan de recuperación, necesitaban data usable — cosa difícil de obtener sobre una especie en peligro de extinción. 

“Era una caja negra,” dijo Greg Garman, profesor asociado de biología en VCU. “No teníamos idea de cuando llegaban, donde iban para desovar, simplemente nada de información.” 

Usando nuevas herramientas de rastreo sonar, investigadores descubrieron que los esturiones no sólo desovan en la primavera, sino a finales de verano y en otoño. “Eso más o menos le voló las puertas al tema,” dijo Garman. 

El descubrimiento le permitió a los investigadores construir modelos predictivos de corridas de desove y trabajar con la industrias ribereñas para modificar la entrada de agua durante periodos críticos de desove, así reduciendo el riesgo a los huevos y a la larva.

Los investigadores obtuvieron el primer huevo de la temporada este septiembre — una señal segura de que el desove ocurre. Sin embargo, Garman advirtió que su tasa de supervivencia sigue siendo preocupante. 

“Por lo que podemos ver, todas las condiciones ambientales están alineándose. Desde esa perspectiva, debe haber un buen evento de desove,” dijo Garman. “Pero, al menos recientemente, no ha sido el desove. Es la etapa temprana juvenil. Algo parece ir mal.”

Desde la racha fuerte de juveniles del 2018, han habido pocos peces jóvenes, según Garman. Estos números bajos de reclutamiento son preocupantes para la recuperación, y la explicación se desconoce. 

Una teoría vaga es que los flujos altos de agua fresca en el 2018 empujaron aguas abajo al bagre azul invasivo, disminuyendo brevemente la presión predatoria en los esturiones jóvenes. Los investigadores concuerdan que el bagre azul sigue siendo un obstáculo mayor a la recuperación a lo largo de los ríos de Virginia.

A pesar de la incertidumbre, el resurgimiento del esturión trae significado profundo para Carrie Fox, técnica de pesquerías con la Tribu del Alto Mattaponi y ciudadana de la Tribu Pamunkey. Ella ve la recuperación de la especie no sólo como un escalón a la conservación, sino una conexión cultural e histórica a los pueblos que veían al esturión como alimento, un marcador de temporada y de fuerza.

“Yo los veo como un modelo de esperanza,” dijo Fox. “Por tanto tiempo, la gente pensaba que estaban básicamente extintos. Nos venimos a enterar, eso para nada es cierto. En realidad van mucho mejor de lo que hubiésemos esperado.”

A los 23 años, Fox está entre la nueva generación de científicos de esturiones. Su interés empezó cuando la tribu Pamunkey recibió el Ramo para la Recuperación de Especies de la NOAA en el 2018. A través de una pasantía con el Servicio de Parques Nacionales, se conectó con el director ambiental anterior de la Tribu del Alto Mattaponi y ahora trabaja bajo ese mismo ramo.

Trabajando de cerca con Matt Balazik, investigador líder de esturiones en el Centro Ribereño Rice, Fox se enfoca principalmente en la población juvenil del Rio Mattaponi. Buscaban obtener datos sobre una de las preguntas más apremiantes en la recuperación del esturión — porque su tasa de sobrevivencia sigue tan baja.

Podrían haber múltiples factores diferentes que los atormentan,” dijo Fox. “Tal vez han nacido o tal vez son larvas. Tal vez llegan a un año, pero no llegan a los dos años. Tratamos de encontrar dónde cae esa ruptura en edades, y porque puede que no estén llegando a madurez. 

El rol de Fox recalca la colaboración creciente entre las tribus, universidades, y agencias estatales y federales en los proyectos de conservación, asegurándose más de que el conocimiento y las voces indígenas formen parte del esfuerzo de recuperación.

“[Las organizaciones] que tienen acceso a estos recursos ahora están más dispuestas no solo a compartir estos recursos, sino a traernos al tanto. Conectar estos grupos de personas nos está dando la posibilidad de reconectarnos,” dijo Fox. “Es muy evidente cómo vivimos nuestras vidas antes y cómo las vivimos ahora — eso es quienes somos como personas, es cuidar estas tierras, estas aguas y todo que las llama hogar.”

Si los curiosos quieren llegar a ver esta historia de primera mano, la corrida de desove de este otoño es su fecha primaria.

Traducido por Heciel Nieves Bonilla.

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